viernes, 7 de febrero de 2014

BALANCE DE TEATRO 2013, POR ELSA BRAGATO



BALANCE DE TEATRO 2013.-
Desde el 1 de enero hasta el 30 de noviembre.

El año que termina, con alrededor de 400 obras estrenadas en el teatro oficial, el comercial y el off, tuvo una característica inusual: el surgimiento o bien el afianzamiento de numerosos autores de teatro nacionales que convocaron a través de sus propuestas, un hecho que dominó la escena nacional en todos los ámbitos mencionados.
A diferencia de otros años, hubo mucho menos unipersonales y, en cambio, tuvieron fuerza el stand-up, los shows de improvisación y el humor basado en imitaciones, siendo los más destacados Martín Bossi y Fátima Florez, Chamaco Peyronel, Los Macocos, Carne de Crítica y la superexitosa obra “Más respeto que soy tu madre”, con Antonio Gasalla, sin dejar de lado la revista nacional con Carmen Barbieri y Moria Casán como figuras indiscutidas, y los musicales, de los que destacamos dos nacionales “Camila” y “Manzi, la vida en orsai”, además de las obras de Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler, así como el supermusic-hall “Stravaganza”, de Flavio Mendoza.
Como curiosidad, los argumentos nacionales de los nuevos autores tuvieron dos pivots: los hechos históricos y el análisis de las relaciones intrafamiliares con los cambios a partir del matrimonio igualitario, así como las relaciones vecinales. Es decir, qué nos pasa con el “otro”, con el semejante. Valen destacar “Esposos y esposas”, “Mirá si siempre viviéramos así”, “Hablemos a calzón quitado”, “La flor de Irupé”, “Luz verde”, entre otros.
En el rubro histórico, hubo títulos muy interesantes como “Tierra del fuego”, sobre Medio Oriente, “De sobornar al olvido”, “Allende, la muerte de un presidente”, “Mi único muerto, El Che”, “1978”, “La pena de Shakespeare”, entre otras obras. Incluimos “el mundo maya” con la obra “La historia de Ixquic”.
Una manera de construir argumentos ha tomado fuerza y es “versionar” textos de autores universales como Calderón de la Barca, García Lorca en “Doña Rosita y Don Juan”, Strindberg con “Sipita Julicha” y “Brasas del resentimiento”. Chejov en “Patagonia en flor”, Kafka en “Bloque 40”, o Aristófanes y su Lisístrata en “Huelga de mujeres” así como se honró la memoria de Silvina Ocampo trabajando sus textos en “Reliquia”.
En el rubro musical, Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler repusieron “Calígula” y estrenaron una muy esperada versión de “Dorian Gray”, mientras siguió en carrera unos meses “Por amor a Sandro”. Al comienzo señalábamos “Camila”, añadiendo ahora “Encerra-2 en un club”, “Cartas en el aire”, “Embajador de amor”, “Vale todo”, “solitarios”, “Hambre por no llorar”, “Frida”, “Lo mejor de la copla”, “Los locos Adams”,  “Ámame a través de los años”, mientras que en el musical-religioso destacamos “Una mujer llamada María” y “El loco de Asís”, entre otros títulos importantes. El musical no solo estuvo en las salas comerciales sino que logró varias obras en el “off”.
Si bien el unipersonal le cedió paso en gran parte al “stand up”, hubo varios importantes por la aceptación del público tal como “Nada es imposible” de Roberto Pettinato, y “Juana  la loca”, también inscripta en el musical, de Pepe Cibrián Campoy, con una gran actuación de Patricia Palmer. Continuó el éxito de “Ya sé que te gusta el whisky”, de Edda Díaz, como “Niños de madera, “La niña en su jaula”, “Diana regresa”, “Pueden dejar lo que quieran”, “Córnea”, “Buscando sentido”, entre otros.
Los autores extranjeros que estuvieron en la escena argentina fueron, entre otros, Andrew Bowell, Paul Auster, Anton Chejov, Shakespeare con “Antonio y Cleopatra”, “Otelo”, “Tempesta” y “Ricardo III”, Alesandre de la Patelleire y Matthieu Delaporte con “Le prenom”, el descubrimiento del italiano Franco D’Alessandro y sus “Noches romanas”, Irwin Locke, P. Shaffer con la magnífica “Amadeus”, Edmund Rostand con una versión de “Cyrano de Bergerac”, García Lorca con “Yerma” “Bodas de sangre” y “Mariana Pineda”, Tennessee Williams, Moliére, Samuel Becket con “Los días felices” y “Esperando a Goddot”, Jean Genet con “El balcón”, y también la  escritora peruana Mariana de Althaus, entre otros autores.
Lo notable de este año fueron los autores nacionales, revalorizados.Tato Pavlosvki, Armando Discepolo, Norman Briski y Luis Agustoni fueron los más convocados y convocantes. Pavlovski tuvo cuatro obras, participando como actor en una: “Potestad”, “Asuntos pendientes”, “La espera” y “El señor Galíndez”, en la puesta de Daniel Loisi. Armando Discepolo, en obras realizadas junto a Discepolín y otros autores, tuvo montajes de “El organito”, “Mateo” y “Mustafá”. Briski, por su parte, montó dos obras : “Partida real” y “Las 5 Nereidas”. Luis Agustoni, en su sala “EL ojo”, actuó en una de las tres puestas y dirigió, además de escribir, “Los lobos”, “Claveles rojos”, y “Tiempo de partir”.
José Luis Muscari tuvo un gran año, a su vez, con “Póstumos” y “La casa de Bernarda Alba”. Otros autores nacionales llevados a la escena fueron Tito Cossa, Manuel Puig, Manuel González Gil, Mariano Moro, Alejandro Casona, Sergio de Cecco, Griselda Gambaro con “Querido Ibsen” y “La malasangre”, Mauricio Kartum, Susana Torres Molina, la curiosidad de la reposición de “Las boludas” del gran Dalmiro Sáenz, y la sorpresa de Eduardo Rovner con cuatro obras: “Tres obras cortas” y “Lejana tierra mía”. Carlos Gorostiza, uno de los “padres” de teatro abierto, estuvo presente con “A propósito del tiempo”. No menos auspicioso ha sido el debut de una obra póstuma de Manuel Puig: “Tristísima golondrina macho”. Destacamos la reposición de “Venecia”, de Jorge Accame, y el estreno de “Verona”, de Claudia Piñeiro.
Como novedad, se produjo el regreso de Pablo Alarcón al teatro con “Discurso sobre la servidumbre voluntaria”; texto y dirección propios, mientras que volvieron a dirigir Edda Díaz, Tina Serrano, Lorenzo Quinteros, Roberto Antier, Héctor Bidonde, y Arturo Puig dio la sorpresa así como Graciela Dufau junto a Hugo de Urquijo en “La mujer justa”.
Regresaron a la escena, de diversa manera, Mercedes Carreras en “El café de los angelitos” y María Alexandra en textos de Raso Caprari en “El mesón del Sur” así como el teatro escuela Lo de Guidi reabrió sus puertas bajo la dirección de Hugo del Barrio.
El teatro nacional tuvo dos estrenos basados en la vida de Lorca: “El último amante de Lorca”, y “Los últimos cuatro días”, así como la obra “Una relación pornográfica”, de Philippe Blasband, llevada al cine por Frederic Fonteyne, con Darío Grandinetti y Cecilia Roth,
Sin contar los festivales, desde los “inusuales” hasta los que se realizan en el conurbano o el Teatrisimo de la Casa del Teatro, el de Shakespeare y el de Beckett, entre tantos otros, hubo una variedad de subgéneros de los que mencionamos algunos:
Biodrama: “Dos hermanos
Opera insolvente: “La malcriada”
Grotesco renovado: “Rojo pasión rojo sangre”
Teatro Callejero: “La runfla”
Autoría colectiva: “Chanco jabalí”,“Monstruo”, “El nombre de marisol”:
Teatro vecinal colectivo: Catalinas Sur, 30 años
Road movie: “Curacó, agua de piedra”.
Clowns : “No sé si puedo”, “Vuelo”
Psicomagia: “Amor de mis amores”
Improvisación con tarot: “22 arcanos”
Teatro acrobático: “Diente de León”.
Teatro multimedia: “Quién mató al director” de Fernando Alvarez, y “Discurso de la servidumbre voluntaria”, de Pablo Alarcón, entre otros.
Este panorama es apenas un sobrevuelo por la escena porteña. Quedan muchas obras fuera de este somero resumen que solo tiene el valor de rescatar a los autores que son, año a año, los más transitados en la escena nacional. Shakespeare, Chejov, Lorca, Moliere, Beckett, Harold Pinter, suelen ser los infaltables de cada temporada. Entre los nacionales, Cossa, Kartún, Gambaro, Gorostiza, Discepolo, son la base y de allí todas las novedades, versiones, y matices que nos regalan nuestros artistas con sus actuaciones y con sus creaciones. Maravillosos.
Síntesis: más stand up que unipersonales, teatro multimedia, temática sobre las nuevas familias y las relaciones humanas, versiones de textos universales, y revalorización de los autores nacionales con una mayor producción en los musicales autóctonos.
Elsa Bragato