lunes, 27 de febrero de 2012

LOS OSCARS Y SU TENDENCIA AL SNOBISMO

La 84 entrega de los premios Oscar a la producción de cine 2011 tuvo una televisación medida, 3 horas, y una excelente conducción de Billy Crystal. La participación del Cirque du soleil puso esa nota que uno siempre espera de esta premiación, algo que no estemos acostumbrados a ver.
El tema pasa por la premiación en sí y la debilidad de la academia de Hollywood por entregar sus nobles premios a directores y actores extranjeros, algo que pasa en las dos últimas entregas.
Mientras en la Argentina se discute la nobleza de los premios Martín Fierro, que otorga APTRA (entidad a la que pertenezco), uno analiza los premios del exterior y ve que ocurren cosas peores como el olvido de grandes actores entre los nominados y ese vuelco un tanto insólito por premiar a los extranjeros en detrimento de la propia industria y sus propios actores, desde elenco hasta productores.
The artist, que recorre el mundo con su título en inglés, es una película redondita, un hallazgo en la época de los efectos especiales. No hay nada que achacarle en cuanto a historia y realización, lo cual no es poco decir.
Pero que un film como Hugo, de Martin Scorsese, no haya ganado como mejor película, da que pensar. Hugo es una película mágica que también, a igual que The Artist, realiza un homenaje al cine mudo a través de uno de sus personajes fundamentales, Georges Meliés, y un argumento con muchísima imaginación. Por lo menos, se llevó 5 Oscars en los rubros técnicos, donde, a su vez, se dejó de lado otra magnífica realización como War Horse, de Steven Spielberg, a quien no es necesario presentar.
En líneas generales, se observa que la crítica (somos críticos de cine) se deja ganar por nostalgias que no suelen ser convenientes a la hora de premiar. Se critican los argumentos con toques de emoción pura como el de War Horse, pero no se hace nada en la industria nacional para llevar a la pantalla grande cuanto menos algo parecido. Nada. Así es fácil criticar.
En el caso de The Artist, la excelente realización de Hazanavicius no es más que la de Scorsese. Uno es francés, el otro norteamericano. Debió ganar este último.
The Artist y Hugo son dos grandes realizaciones con una gran diferencia técnica: debió ganar la que apeló y superó por excelencia de tomas y de concepto la casi convencional parafernalia de efectos especiales y ésta fue Hugo. Hoy, un día después, parece hasta una blasfemia decir algo así pero es la absoluta verdad.
En el rubro mejor actriz, Meryl Streep es una de las grandes de todos los tiempos. Su composición de Margaret Thatcher pasará a la historia. Pero no es más que la de Viola Davis en The Help o Historias Cruzadas, por ejemplo.
En el rubro mejor actor, si bien el protagonista de The Artist logró una excelente perfomance, incuestionable, estaba el gran Gary Goldman quien, con mínimos recursos, compuso a un agente británico de manera suprema o bien George Clooney que, en Los Descendientes, aún con su escasez de recursos, no por emplearlos mínimamente sino porque siempre le aflora el galán por sobre el actor, hizo una gran perfomance.
Faltó Leonardo Di Caprio, uno de los grandes olvidados de los Oscars, quien es un notable actor y lo demostró una vez más en J. Edgar, si no queremos recordar The Revolutionary Road, donde tampoco tuvo la suerte de ser nominado. Llama la atención.
Sí, llama la atención que en Hollywood se olviden de sus actores más famosos y taquilleros a la hora de premiarlos, que los dejen "para otra vez" y que de antemano no se los vea como invitados ni siquiera en la alfombra roja. Di Caprio tuvo un gran crecimiento desde que trabajó con Scorsese. Y sus roles son todos de gran nivel. Pero no estuvo nominado.
En el caso de la música, no se discute que la banda sonora de The Artist fue un protagonista más, pero se dejó de lado dos grandes composiciones sinfónicas del maestro John Williams, de 80 años, el más nominado de todos los tiempos, o bien a Howard Shore por su banda para el film Hugo. La caridad bien entendida empieza por casa decían las abuelas y vemos que no ha perdido vigencia este aforismo.
Por eso hemos titulado estas reflexiones Los Oscars y su tendencia al snobismo. Es snob privilegiar "lo de afuera" en contra de lo propio por ser generosos o querer parecerlos. Frente a la misma excelencia, el premio debe recaer en casa, en este caso, en Hugo, en Clooney, en John Williams o Howard Shore, para dar ejemplos de lo que no sucedió en la ultima entrega de los Oscars.
En la Argentina, a pesar de las críticas tan favorables, The Artist no ha conseguido una buena taquilla y, en cambio, Hugo viene ganando adeptos porque, sencillamente, es un film mágico, maravilloso.