sábado, 25 de febrero de 2012

SILVINA WALGER QUIERE QUE LAS MALVINAS SEAN CANCÚN

Silvina Walger está en la cima de las consideradas "intelectualidades" argentinas, desechando a muchas mentes femeninas brillantes como integrantes de ese exclusivo panel que no se sabe bien cómo se generó ni quiénes lo armaron.
Supongamos que fuese así. La misma Silvina Walger echa por tierra esa consideración tan alta de algunos de su rango social, porque no todos la consideramos en la cima, al comparar las Islas Malvinas con lo opuesto a Cancún. Esto sucedió en el programa retrógrado de Mariano Grondona, los domingos por canal 26. Walger, que escribió una biografía autorizada sobre la presidente argentina, consideró que esas islas no tienen valor y que, para ella (lo aclaró) no son Cancún. Uno se pregunta qué argentino de clase media y media baja, de clase baja e indigente, ha podido conocer Cancún y gastar miles de dólares para tomar sol. Solo Walger, por lo que expresó, y los ricos que la preceden o forman parte de un exclusivo núcleo al que la periodista, pareciera de muy buen pasar, accede o bien forma parte.
Y comparó este movimiento presidencial buscando el consenso con Inglaterra a través de la vía diplomática con el terrible período de los milicos, hoy procesados y no en "proceso", como dieron llamar a su sangrienta dictadura. En realidad, si Walger supiese leer como corresponde las informaciones, es exactamente al revés. El premier británico Cameron enfrenta una muy difícil situación económica, piquetes, "riots", violencia, aplacada a veces, otras que saltan a la portada de todos los diarios, partiendo por los informativos europeos como Euronews. Y sí enfrenta una situación social muy comprometida como la que tuvo la Thatcher. No sucede en la Argentina con el dramatismo europeo. Enfrentamos las crisis sociales normales de todo país de esta parte del mundo, acostumbrada a la fuerza a ser esclava de los intereses ingleses, por ejemplo, luego españoles, y tantos otros.
Y el reclamo de la soberanía por vías diplomáticas de las islas Malvinas tiene un elemental valor para todo intelectual que se precie de tal: un enclave estratégico lleno de recursos naturales que están siendo depredados bajo la supervisión inglesa, cuando son una extensión de nuestro territorio continental.
Como siempre, los ingleses tiran la primera piedra. Como entonces, ahora Thatcher, Cameron, lo mismo. Y parece que Silvina Walger no tiene interés netamente nacional y desconoce que haý vías diplomáticas, se ajusta al pensamiento de los milicos, de que se perdió la guerra, ya está, y que debemos cruzarnos de brazos porque son un puñado de rocas que no tienen nada que ver con Cancún, un enclave de los poderosos del mundo para vacacionar, unas playas artificales en reemplazo de la querible Cuba, donde no pueden ir. Querible porque su pueblo lo es, fuera de toda consideración política. Claro, Walger no aclaró el surgimiento de Cancún, que es vox populi.
Ni las consecuencias de la guerra con Malvinas, trasnochada, improvisada, que mandó al muere a cientos de jóvenes argentinos en un juego de la guerra armado por asesinos al frente de un gobierno de facto. Lo mejor para Walger fue desechar cualquier reclamo diplomático en un mundo donde hasta la imperial España (no lo olvidemos, similar a Inglaterra) tiene sus reclamos al día por Gibraltar, en manos de sus archienemigos marítimos, los piratas ingleses, tan piratas como lo fueron los españoles. La guerra de Malvinas tuvo un costo que lo pagamos todos, que seguimos pagando, y solo una batalla diplomática puede devolvernos la mirada del mundo como un país civilizado, con un pueblo que trabaja y que no quiere más colonizadores porque estamos hartos de ellos. Se ve que Silvina Walger quedó fuera del siglo XXI y mantiene un pensamiento propio de los conservadores de comienzos del siglo XX, vendepatrias como hasta ahora.
La patria no se negocia. Se negocian situaciones inconclusas por vía diplomática. No se hace guerra, se tiende la mano con energía. Walger responde a los "ricos de la información". Y su expresión de que las Malvinas no son Cancún y, por ende, no merecen consideración nacional, la dijo en el programa donde más frases antidemocráticas hemos escuchado, el de Mariano Grondona, afín a todos los golpes de Estado del país.